sábado, 24 de julio de 2010

Grandes potencias y la paz armada

Las grandes potencias


Alemania


Alemania consiguió en 1871 la unidad nacional tras su victoria militar frente a Francia, e inició a partir de ese momento un período de ascenso continuo que se manifestó en dos aspectos fundamentales:

El gran aumento de su población, que se duplicó entre 1870 y 1914 y superó, con mucho, la de Francia y Gran Bretaña.

El fuerte incremento de la producción industrial, gracias al desarrollo de la industria del acero y de la industria química.

Estados Unidos





Estados Unidos, superadas las secuelas de la guerra de Secesión, extendió su territorio hasta el Pacífico y comenzó un gran desarrollo económico que tuvo dos bases principales:

* La disponibilidad de enormes recursos, tanto materiales (minerales, energía) como humanos. A finales del siglo XIX, la población estadounidense alcanzó los 75 millones de habitantes a causa, sobre todo, de la fuerte inmigración de europeos.
* La introducción de métodos modernos en la agricultura y la industria (mecanización, organización racional de las empresas), que aumentaron la productividad.

Japón


Japón, con la Revolución Meiji (1868), comenzó la occidentalización del archipiélago: se reformaron la administración y el ejército, se abolió el feudalismo, y el país inició un fuerte desarrollo industrial con la introducción de técnicas occidentales.

Gran Bretaña

Gran Bretaña, por el contrario, aunque continuó siendo la principal potencia comercial, fue sobrepasada por el desarrollo industrial de Alemania, que se convirtió en su gran competidor, y, sobre todo, por Estados Unidos.




la paz armada (1908-1914)







El siglo XIX fue un siglo de paz en Europa. Desde el final de las campañas napoleónicas (1815) no había tenido lugar una guerra en la que estuvieran implicadas todas las potencias europeas. Solo se habían producido enfrentamientos bélicos en algunos países, como Alemania e Italia durante su proceso de unificación, y conflictos en las colonias.

En los primeros años del siglo XX, la situación cambió. El engrandecimiento económico y político de Alemania provocó la inquietud de sus vecinos, Francia y Rusia, y de Gran Bretaña, perjudicada por la competencia económica alemana. Como resultado, Francia, Rusia y Gran Bretaña se aliaron en la Triple Entente (1907). Rodeada de enemigos, Alemania buscó el apoyo de Austria e Italia, con las que formó la Triple Alianza.

La tensión creciente entre los dos bloques provocó una rápida carrera de armamentos. Alemania, por ejemplo, desarrolló un ejército diez veces más potente que el de Gran Bretaña, y una armada no tan numerosa, pero más moderna.

En esta Europa de la paz armada, cualquier chispa podía provocar la guerra. El 28 de junio de 1914, el archiduque Francisco Fernando, heredero de la corona austrohúngara, fue asesinado en Sarajevo por un bosnio proserbio. Austria, apoyada por Alemania, lanzó un ultimátum a Serbia y después le declaró la guerra. Se produjo una reacción en cadena de declaraciones de guerra.

Los bandos contendientes se identificaron con los sistemas de alianzas: la Triple Alianza se rompió por el abandono de Italia; sin embargo, Turquía y Bulgaria apoyaron a los imperios centrales. La Entente sumó a sus filas a Italia, Grecia y Rumania. Así, el conflicto balcánico dio lugar a la Primera Guerra Mundial.






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